viernes, 7 de mayo de 2010

Parecidos Más que Razonables.

Aló, mom puturrús de foie.

Hace tiempo que vengo pensando en este hombre.



No me malinterpretéis, no se trata de un pensamiento impúdico o pecaminoso. En mi interior tenía la sensación de haberlo visto antes.

Quizás tocando el piano


(¿No tendrá frío el pobre? Que alguien le dé un albornoz o algo…)

Quizás montando a caballo.


(Es el que está dentro del círculo… evidentemente).

O sujetando el tronco de un árbol (nunca se sabe cuándo el tronco de un árbol se puede torcer).


(Si se cayera el árbol y no hubiera nadie cerca… haría ruido o esperaría flotando hasta que hubiera alguien para oírlo? Y si por esperar, ¿le cae en un pie?).

O enseñando ‘combi’ (como dice mi yayita), travestido de mujer, para buscar el voto de las vecinas desinformadas.


(Yo correría como una loca si le viera así. Vamos, que prefiero mil veces antes al pu… ñetero gato de mi adorada vecina).

O dando lo mejor de sí para CONSEGUIR ese jo… robado voto.


(Buffff, ¿se tapa las ingles brasileñas?).

O vistiéndose de supositorio gigante para tratar de convencer a los votantes de inmensos culos (ignoro cómo. Pero, en fin, son estrategias de partido…).


(¡Dios! No puedo comentar esta foto con esa imagen en mi mente…).

En el fondo de mi mente sabía que lo había visto en algún sitio. En algún lugar. La fastidiosa lucecita que había en mi cerebro no dejaba de parpadear, emitiendo un molesto sonido que me provocaba malestar general, sudores fríos, palpitaciones, punzadas estomacales, ganas de salir corriendo (no, miscaramelitosdemielyalmendrasrecubiertosconunacrujienteyespesacapadechocolate, no se trataba de diarrea).
Yo le había visto antes. Vestido de negro, con barba… y sin ella. Cuidando de su único hijo. Procurando que éste se hiciera un hombre hecho y derecho. Sacándolo adelante. En soledad (me río yo de Belén Esteban). Hablándole de sus orígenes. Tratando de llevarle por el buen camino. Alejando de él a las pelanduscas (sí, PELANDUSCAS, no pelandruscas, como se dice erróneamente). Apoyándole en los duros momentos. ‘Un muchacho que tenía los brazos… y las piernas… y las manos… y los pies. Un muchacho que era un muchacho, no una muchacha…(Diorrrrr, si alguien puede hacer una traducción mejor, que la haga ahora o calle para siempre. A mí todavía me duele el abdomen de la risa XD). En fin. Intentó salvar a su hijo, pero no pudo… o quiso...
De repente, una fría mañana de febrero, se hizo la luz en mí. Ya sé dónde había visto antes a este señor. ¡Alabado seas, Oh, Dios Todopoderoso! ¡Tú que revelas la Verdad a esta pobre e infecta rata! No soy digna, no soy digna… (bueno sí,¡qué coño!, lo soy. Pero quedaría como el ojete si no fuera humilde, ¿no?).
Aquí lo había visto yo antes…








¡¡¡¡¡AQUÍ!!!!!


(Mirada cándida recordando a su apuesto Legionario Romano...).


(Mostrándonos los encantos con los que enamoró al padre de su único hijo...).

¿A que se parece?

(Me doy de hostias con todo aquel que me lleve la contraria. ¡Que lo sepais todos!).

¡Un beso, mom petits de sussue!