miércoles, 18 de febrero de 2009

La Dieta

¡Aló, mom puturrús de foie!

Como propósito de Año Nuevo decidí que debía ponerme a régimen otra vez.
Debido a algunos problemillas de tipo personal me movía menos que los ojos de Espinete, por lo que las lorzas me perseguían y me envolvían como si fuera el muñeco de Michelín. Para una rata como yo, acostumbrada a hacer diez horas de ejercicio semanales, moverse lo mismo que un portero de futbolín tiene sus inconvenientes. Así que en enero, tras ver que mis problemas de salud se iban ‘salud-cionando’ (¡jodé, qué malo!), decidí volver al ratón Chinchetas para que me metiera en vereda otra vez.
El ratón Chinchetas es médico en Rataciudad y en Bubilandia. Médico y cirujano al que le pirra la homeopatía y la medicina tradicional China. Y, ¿qué queréis que os diga? No sé si será psicosomático, pero a mí la otra vez me funcionó su régimen a las mil maravillas (siempre he odiado la frase ‘a las mil maravillas’. ¡Qué cursi, copón!).
Se trata de una dieta disociada, en la que no puedes mezclar la carne, el pescado y el marisco. Tienes que hacer cinco comidas al día y te puedes poner ‘rataciega’ si te apetece. Es decir, no pasas hambre, que es lo interesante. Es fundamental beber mucha agua (eso me cuesta, porque en mi cloaca hay mucha, pero está en mal estado), tomar mucha fruta (que no esté podrida) y muchas verduras y hortalizas. Las ratas estamos acostumbradas a comer de todo, y la comida no tiene porqué estar en un estado óptimo (no somos tan finolis como vosotros los humanos), pero en este régimen las cosas tienen que estar buenas, si no, la cagas.
En fin. Que hoy he ido por segunda vez a la consulta para ver cómo lo llevaba. Al final, después de agujerearme nuevamente las orejas, me ha colocado una aguja en el pecho para controlar la ansiedad y mis dolores.
Y ahí estaba yo. Tumbada panza arriba sobre una camilla con el clavo en el esternón. Me sentía como Drácula sin estar dentro del ataúd, como un pincho moruno sin un pimiento en la cabeza. Relajándome mientras escuchaba la BSO de ‘The Last of the Mohicans’ y miraba de reojo el alfiler pensando en la cantidad de dobladillos que podría marcar con uno como ese.
Ya de vuelta, Anselmo (el ‘queridísimo’ Anselmo de Anselmociudad), me ha llamado por teléfono:

Rata Infecta: Morcillas a domicilio, ¿dígame?
Anselmo: ¿¿¿¿¿ERES GILIPOLLAS O SÓLO LOS MIÉRCOLES?????
(En realidad soy gilipollas todos los días del año, pero me encanta despistar).
Rata Infecta: ¡Oh, gran Anselmo! Os agradezco que regaléis mis preciosos y vírgenes oídos con vuestras palabras de ánimo y consuelo.
Anselmo: Que te quede una cosa clarita, esputo grimoso pegado a comisura labial cual nata, yo a ti no te regalaría ni la hora.
(Para eso tengo un peluco cojonudo que me costó una mierda y que funciona que te pés. ¡Hasta agenda de teléfonos tiene!).
Rata Infecta: Entonces, amado Anselmo, ¿para qué me habéis llamado?
Anselmo: ¿Has salido ya del Chinchetas, cucaracha aplastada?
Rata Infecta: Sí, idolatrado Anselmo.
Anselmo: Pues ya me estás pasando la dieta que quiero perder unos kilos.
Rata Infecta: Pero si vos estáis estupendo así, mi Señor…
Anselmo: ¿¿¿¿¿TE DIGO YO CÓMO TIENES QUE VIVIR TU VIDA, SUBNORMAL HIPOGLÚCIDA?????
Rata Infecta: No, mi Señor.
Anselmo: Pues ya me la estás pasando si no quieres que te azote durante meses con el látigo de mi indiferencia.
(Por favor, por favor… que me regale su indiferencia, por favor, por favor, por favor…).
Sabía que era imposible negarse, pero también sabía qué iba a suceder. Lo mismo que hace seis años, la otra vez que le pasé la dieta…

(Mode Flashback ON)
Bubilandia octubre de 2004.
Le había enviado a Anselmo el mismo régimen de ahora por correo electrónico. Un régimen muy clarito en el que se daban las pautas para poder seguirlo con comodidad y sin demasiados aspavientos.
Me encontraba trabajando, la brisa de otoño mecía suavemente los cabellos de mi lomo, mientras mis bigotes relucían con la dorada luz del atardecer y mis turgentes pech… esto, que estaba en el trabajo cuando me sonó el móvil.


Rata Infecta: Sifueramásperfectalevantaríaaúnmásodios, ¿dígame?
Anselmo: ¡¡¡¡¡Y SI FUERAS MÁS ANORMAL TODAVÍA IRÍA A BUBILANDIA A PARTIRTE LA CARA COMO SÓLO TÚ TE MERECES!!!!!
Rata Infecta: ¡Anselmo, qué agradable sorpresa!
(¡Mkgonlaostiaputa! Nota Mental: ¡Restringir las llamadas entrantes!).
Anselmo: La sorpresa que te voy a dar yo como sigas haciéndome la pelota, bestia nauseabunda.
Rata Infecta: ¿A qué debo el honor de vuestra llamada, mi Señor?
Anselmo:
Rata Infecta: ¿Mi Señor?
Anselmo:
Rata Infecta: ¿Don Anselmo?
Anselmo:
Rata Infecta: ¿Estáis bien? ¿Necesitáis que llame al médico? Podría donaros un riñón o un pulmón, pero dudo mucho que mis órganos de sucia Rata sean compatibles con los vuestros…
(¡¡¡¡¡Y UNA MIERDA, VOY A DONARLE YO NADA A ESTE…!!!!!).
Anselmo: ¿¿¿¿¿ME PUEDES EXPLICAR QUÉ COJONES SIGNIFICA LO QUE ME HAS ENVIADO AL CORREO?????
(¡Mkgonlaputa! ¿Le envíe a él ese correo con esas fotos mías?).
Rata Infecta: Esto… yo… esto… ¿Qué correo?
Anselmo: ¡¡¡¡¡EL CORREO DEL RÉGIMEN, IMBÉCIL INTEGRAL!!!!!
Rata Infecta: ¡Ahhhhhh! ¡Ese correo!
(¡Fiuuuuuuu! Alivio).
Rata Infecta: Pues es un correo como cualquier otro, mi Señor.
Anselmo: ¿CÓMO ES POSIBLE QUE NO PUEDAS COMER FRANKFURT EN TU RÉGIMEN?
(Por mí te puedes comer lo que quieras, hasta un gran e inmenso p…).
Rata Infecta: Porque las Frankfurt, llamadas por el pueblo llano e infecto salchichas, tienen muchos conservantes y no son sanas…
Anselmo: ¿Y TAMPOCO PUEDES COMER CHORIZO?
(¿Chorizo? Puedes comer uno de Marmolejo, si quieres. Pero tendrás que pedírselo a tu jefe).
Rata Infecta: ¿Chorizo, mi Señor? La verdad es que no…
Anselmo: ¿¿¿¿¿QUÉ CLASE DE RÉGIMEN NO TE PERMITE COMER CHORIZO METIDO EN EL MICROONDAS?????
(Eso, eso… ¿qué clase de régimen?).
Rata Infecta: No lo sé, mi Señor… Es el régimen que me han enviado a mí y…
Anselmo: ¿Y no puedes comerte un bocata de sepia con Nocilla?
(¿…?)
Rata Infecta: No, mi Señor…
(¿Sepia con Nocilla?).
Anselmo: ¿Y no puedes comer patatas en el primer mes?
Rata Infecta: No, mi Señor…
(¿Sepia con Nocilla?).
Anselmo: ¿Ni siquiera cocidas?
Rata Infecta: No, mi Señor.
(¿SEPIA CON NOCILLA?).
Anselmo: ¿Ni fritas?
Rata Infecta: No, mi Señor.
(¿Qué parte de ‘NO SE PUEDEN COMER PATATAS DURANTE EL PRIMER MES NO HA ENTENDIDO’?).
Anselmo: ¿Tampoco puedes comer aceitunas, higos, orejones, frutas escarchadas, aguacates, maíz, habas o guisantes?
Rata Infecta: No, mi Señor.
Anselmo: ¿Y bacon? ¿Tampoco se puede comer bacon?
Rata Infecta: No, Señor.
Anselmo: ¿Y mermelada?
(¿Mermelada? Mermelada no, pero sí unas buenas azumacas…).
Rata Infecta: No, mi Señor.
Anselmo: ¿Y pan? ¿Se puede comer pan?
Rata Infecta: No, mi Señor. No se puede comer pan.
Anselmo: ¿¿¿¿¿CÓMO ES POSIBLE QUE NO SE PUEDA COMER PAN?????
(Pues, ¿no comiéndolo?).
Rata Infecta: No lo sé, mi Señor.
Anselmo: ¿Y tengo que hacer cinco comidas al día?
Rata Infecta: Sí, mi Señor.
Anselmo: ¿No puedo hacer tres?
Rata Infecta: No, mi señor.
Anselmo: Y si un día hago cuatro, ¿puedo hacer seis el día siguiente?
Rata Infecta: No lo creo, mi Señor.





(Un minuto en silencio).





(Dos minutos en silencio).





(Tres minutos en silencio).





(Cuatro minutos en silencio. No me importa. Paga él la llamada).





Anselmo: ¡Vale! Le llevaré el régimen a JR para que le eche un vistazo y me diga si está bien o no, que para eso él es médico.

(Mode Flashback OFF)

Anselmo: ¿¿¿¿¿ME LA VAS A PASAR O NO?????
Rata Infecta: ¡Mierda, me quedo sin cobertura…!
Pipipipipipipipipi

XD

¡Un beso, mom petits de sussue!