jueves, 26 de marzo de 2009

Y Dios Castigó a la Rata Infecta. Segunda Parte (Bubi 2:1-2).

En Capítulos Anteriores… (Y Dios Castigó a la Rata Infecta (Bubi 1:1-2).
[Dios se lo piensa bien y castiga a la Rata Infecta con una dislocación de mandíbula en lugar de cerrarle el blog después de decir todo lo que ha dicho sobre Él. Parece ser que el Altísimo ha decidido obviar los comentarios sobre Ratzinger. ¿Será porque ni Él mismo lo aguanta?].


¡Aló, mom puturrús de foie!

Después de la Visita que tuve ayer y del trastorno que me ocasionó, esta noche he dormido regular. La doctora a la que visité (como recordaréis), me había recetado ‘Diazepam’ para dormir como un lirón (nadie duerme como una rata, leñe). Así pues, después de cenar mis sobras pútridas de la comida acompañadas de vino tinto añejo (tan añejo que en la botella ponía ‘Viñedos Nazaret. Cosecha 1. Año 18 AC’ - ¿Sabían por aquel entonces que quedaban 18 años para entrar en el año 0? ¡Jo, qué listos!), comencé a notar cierto sopor que achaqué a la medicación.
Mis párpados se iban cerrando. Cada vez me sentía más y más lenta de reflejos. Me pesaban las patas y la cabeza me daba vueltas… Poco a poco me iba sumiendo en un sopor difícil de describir. Me hundía, me hundía, me hundía
- ¡Rata Infecta!
Pegué un respingo en mi ajado sofá. ‘¿Otra vez esa voz? ¿No tengo suficiente con que se me aparezca en forma de arbusto en llamas?’.
Disimulé como pude e hice como que no la había oído. Aunque, la verdad, no podía moverme demasiado.
- ¡Rata Infecta! ¡Despierta! ¡Yo te lo mando!
Me giré sobre el lomo y me puse a roncar sonoramente:
- ¡ZZZZZZzzzzzzzzZZZZZZZZzzzzzzzzZZZZZZZZzzzzzzzz!
- ¡¡¡¡¡HE DICHO QUE DESPIERTES, RATA!!!!!
De mala gana abrí los ojos. ¿Qué pasaba con todo el mundo? Primero Anselmo me trata como el culo y ahora Dios. ¿Acaso tengo la palabra ‘GILIPOLLAS’ escrita en la frente?
- ¿Qué haces en mi casa, Dios?
- Yo estoy en todas partes.
- ¿Hasta en mi baño? –Pregunté.
Lo cierto es que no quería saber la respuesta. A nadie le hace gracia que le espíen cuando está en el trono.
- He visto que no has hecho caso de lo que te dije ayer…
Intenté hacerme la tonta. ¿Ayer? ¿Qué pasó ayer?
- ¿Ayer? ¿Qué pasó ayer?
(De qué me suena a mí estas preguntas).
- Has vuelto a blasfemar en tu blog. He venido a cerrártelo.
- Hmmmmmm… ¿Traes una orden judicial?
- No, pero yo soy Dios. Y puedo hacer lo que me plazca.
- Lo que te plazca con los beatos. Con los que defienden la sinrazón en tu Nombre. Pero yo soy una rata. No soy un ser humano. Yo no me rijo por las Leyes Divinas. Me rijo por las mías. Y con eso tengo bastante.
- No voy a discutir contigo. Vengo a cerrarte el blog.
- ¿A mí? ¿Y por qué no se lo cierras a Anselmo? ¡Él te pone a caldo! Podrías enviarle algún troll para hacerle perder los estribos. Él es un hombre temeroso de Dios…
(Hice lo posible por aguantar la risa. ¡Lo juro!).
- ¿Me estás tomando el pelo, Rata?
- No, Señor. Pero si cierras su blog no se perderá gran cosa. Algún chiste malo, algún comentario medio ingenioso… Por lo demás, nada. ¿Vas a hacer infeliz a mi público? ¿Aquéllos que tanto me admiran y a quienes tanto debo?
- Sí.
- Vale, pues enséñame la orden, plisssssssss –añadí con una sonrisa que dejaba ver algún que otro diente. La mandíbula no daba para más.
- Te repito que no hay orden judicial.
- Entonces, nasti. Cierra la puerta al salir –dije mientras volvía a tumbarme en el sofá para tratar de coger el sueño nuevamente.
- Pero yo soy Dios…
- ¡Chist!
- Soy el Creador…
- ¡Chist!
- ¡Soy el Todopoderoso!
- ¡Chist!
- ¡Exijo que me escuchessssssss, Rata!
- ¡ZzzzzzZZZZZZZzzzzzzzzZZZZZZZzzzzzZZZZZZ!
Intenté hacerme la dormida durante unos segundos. Pero el Visitante no estaba por la labor.
- De acuerdo, ¿qué quieres? –Preguntó Dios con voz cansada.
(¡Mmmmmmmmmmmm!).
- ¿Qué quiero?
- Sí, por tu silencio. No quiero que mis fans sepan que me dejo vencer por una miserable y pútrida rata…
- … ¡ehhhhhhh! Esa lengua, caballero. Que una es muy sensible.
- ¿Entonces?
- Quiero que me devuelvas la movilidad en mi mandíbula. Quiero volver a masticar carne.
- Lamentablemente eso no puedo hacerlo, Rata.
- ¿No? ¿Por qué?
- No domino bien mis poderes.
- ¡Pero si eres Dios!
- ¡Ajá!
- ¡El Todopoderoso!
- ¡Ajá!
- ¡El Creador!
-
Se hizo un silencio incómodo entre los dos.
- ¿No eres el Creador?
Dios puso una sonrisa de disculpa.
- Esto… yo…
- ¿No hiciste el Mundo en 6 días?
- En realidad no. Lo encontré ya casi hecho. Sólo copié algunas cosas. ¿Has jugado alguna vez a ‘Los Sims’? Pues lo mismo.
- ¿No creaste el mundo en 6 días?
- ¿Cómo voy a crear algo en 6 días cuando se tarda millones de años en evolucionar una especie?
Guardamos silencio durante unos minutos Eternos (¡jurjur!).
- ¿Y qué tiene que ver eso con mi mandíbula?
- Verás, es que todavía no le he cogido el truco a todos mis poderes. Pero, lo que sí puedo hacer por ti es hablar con mis contactos en el hospital para que te den cita cuanto antes.
(¡Mkgonlaostiaputa!).
- ¿Cuándo sería eso?
- No sé, quizás para el 14 de abril…
- ¿Para el 14 de abril? ¡Quedan tres semanas para el 14 de abril!
- Si te pones tonta lo retraso…
- … de acuerdo. Dame para el 14.
- ¿Puedo hacer algo más por ti?
Me quedé en blanco. ¿Dios me ofrecía favores? ¿Qué podía pedir? ¿La lotería?, ¿un cubo lleno de desperdicios para mí sola?, ¿reventar la manifa fachorra del sábado?
- ¡Hmmmmmmm!
Se me estaba ocurriendo una idea tremenda sobre esto último…
- Dios…
- ¿Sí, Rata?
- ¿Te puedo pedir lo que yo quiera?
- Por supuesto. Si me guardas el secreto…
- ¿Podrías reventar la manifa súper facha de este finde?
- ¡Algo podría hacer, sí!
Dios se quedó pensando un ratito mientras caminaba dando vueltas por mi sala de estar. Su barbilla apoyada en Su pecho y Sus manos enlazadas en Su espalda.
- ¿Qué tal diez plagas? –Me preguntó.
- ¿Diez plagas?
- Sí. Diez. Podría comenzar tiñendo el Manzanares de Rojo sangre. Después, invadir la ciudad con ranas, convertir el polvo en mosquitos, luego mandar tábanos, matar todos los animales con una peste…
- … ¿a todos? –Dije torciendo el gesto. Aquello no me gustaba demasiado.
- Sí, a todos. Después, podría provocar a todos los de la manifestación pústulas y llagas sangrantes. A todos, menos a los de izquierdas, claro –puntualizó-. Podría crear una tormenta de granizo y fuego que barriera toda Bubilandia. Luego unas langostitas… pero no de esas que se comen a la plancha. No. Mejor de las que se comen las plantas y los cultivos. Luego podría sumir Bubilandia en la oscuridad total durante tres días y después matar a todos los primogénitos. ¿Qué te parece?
Dios estaba exultante. Parecía terriblemente feliz. Pero, ¿qué queréis que os diga? Tampoco quería yo que masacrara a la población. Luego lo dejan todo pringado y lleno de manchas.
- ¿Algo más sencillito, Dios?
- Es posible que me haya extralimitado un poco –admitió-. Pero es que me gusta hacer las cosas a lo grande.
- Ya veo, ya…
Volvió a pasearse como había hecho minutos antes. Yo no perdía detalle de lo que ocurría en mi sala de estar.
- ¡Ya sé! ¡Tengo la solución!
- ¡Ah! ¿Sí?
- Voy a enviar la peor de las plagas a Bubilandia. Para que todos los fachas tiemblen. Será el peor de los castigos. Me temerán. Me adorarán. Se rendirán ante mí.
Los ojos se le salían de las cuencas. El rostro, congestionado por el continuo movimiento, le daba un aspecto feroz. Había apretado tanto las manos que Sus nudillos se ponían blancos…
- ¡Será la decimoprimera plaga! ¡¡¡¡¡SERÁ LA DEFINITIVA!!!!!
- ¿Cuál será, Señor?
- Ya lo sabrás. Te haré una señal.





























Rataciudad, 26/03/09. 10:00

Me suena el móvil. No sé si cogerlo. Es Anselmo.
Rata Infecta: Servicio Regional de Empleo, ¿en qué puedo ayudarle?
Anselmo: El día que dejes de hacer el gilipollas tocarán las Trompetas del Juicio Final.
Rata Infecta: ¡Mi Amo! ¡Qué alegría oíros!
Anselmo: Más alegría te va a dar cuando sepas la sorpresa que te voy a dar…
Rata Infecta: ¿Cuál es esa sorpresa, mi Amo?
Anselmo: ¡¡¡¡¡ESTE FIN DE SEMANA VOY A BUBILANDIA!!!!!

¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!

¡Un beso, mom petits de sussue!

PD.: Arrepentíos... El Fin del Mundo se acerca.