viernes, 15 de enero de 2010

La Rata Infecta y su Ratangelito Bueno

Aló, mom puturrús de foie!

Muy a vuestro pesar, he decidido salir de mi retiro cloaquil, para contar algo que me ha sucedido y, de paso, pediros un pequeño favor.
Ayer me fui con mi madre a un centro comercial a cambiar algunos regalos con los que los Reyes Magos habían metido la pata. Como estamos en rebajas, aproveché para pasar por el departamento de videojuegos para ver el precio de la última pijada de la ‘güi’, una alfombra con la que puedes bailar (a ver, no es que no tenga pareja de baile, no. Es más bien una alfombra sobre la que poder hacerlo… bailar, se entiende).



Como suponía, incluso antes de llegar al centro comercial, ese juego no tenía rebaja puesto que es prácticamente de estreno. Me pareció carísimo: 58 laurazos y pico. ¿58 lauros para mover el culo, el rabo y las patas? ¡Engahombre!
Me fui de allí pensando que dentro de unos meses, quizás, rebajarían el precio y podría comprármelo sin soltar tanta pasta cuando, un par de plantas más abajo, en la sección audiovisual, en una pantalla gigante de 180” (lo menos), vi algo que me dejó helada: las imágenes del último gran terremoto. Las del terremoto de Haití.
¡Hay que joderse! ¿De verdad existe Dios? Si es así, ¿no resulta un verdadero joputa?
A la convulsa historia del país (desde que Colón nombrara a la isla ‘La Española’), se suma ahora un terremoto con consecuencias 35 veces la detonación de la bomba de Hiroshima. 35 veces superior a una bomba atómica. Cadáveres en las calles, edificios derrumbados, niños desorientados. Sin agua, sin luz. No pueden identificar los cadáveres porque eso les llevaría semanas, y no pueden perder el tiempo en eso porque con una temperatura de 30º C, y una humedad elevada, éstos se descomponen con mirarlos y hay alto riesgo de enfermedades contagiosas. Edificios gubernamentales derrumbados. Hospitales desaparecidos. El único perímetro de seguridad está en el aeropuerto, de donde no puede salir la ayuda humanitaria porque no hay combustible para llenar los tanques de los camiones, coches y furgonetas.
¿Y yo me preocupo porque me parece elevado un juego de consola? Nada más llegar a casa, entré en la página de UNICEF y doné 60 € para las víctimas. No es mucho, pero allí es una pequeña fortuna. Y lo más importante: yo lo iba a usar para una chorrada y ellos podrán potabilizar agua, recibir medicinas, mantas, grúas… cualquier cosa que les pueda ayudar.
Y ahí está el pequeño favor que os pido: se puede prescindir del capricho diario. Hay más días en este año nuevo para poder dárselo. No se va a morir uno por no tomarse el café con los colegas esta mañana, o no gastarse el dinero en esa cajetilla de tabaco. Se puede aparcar momentáneamente la idea de comprarse unos zapatos nuevos que quizás no usemos tanto como pensamos. Son gastos superfluos. Y ellos, si antes eran pobres, ahora son miserables. Lo que tengo claro es que, si se trata de un capricho (no estoy hablando del dinero destinado a la hipoteca, a la luz o a la alimentación de los hijos), se puede dar.
Con sólo 1€, más el euro del que tienes al lado, podemos sumar 40 millones de € (¡coño, me parezco a Lola Flores!). Sólo os pido que lo penséis. No hace falta dar el sueldo de un año.
Os dejo el link de la página de UNICEF, más algunos más como la Cruz Roja.

https://servidorseguro.unicef.es/web/donacion.html?idcampana=1055

http://www.acnur.org/donations/donate_sin.html

https://www.cruzroja.es/pls/portal30/portal.donante.donativo

Si aún así no queda demasiado claro, os dejo este link donde podéis encontrar las diferentes ONGs que colaboran en Haití:

http://www.20minutos.es/noticia/605989/0/ayuda/daminificados/haiti/

Muchas gracias a todos.

¡Un beso, mom petits de sussue!



Le dedico esta canción a mis rataprimas ‘Patillonas’. Ellas ya saben quiénes son.